- Pensamiento extremo: Equivale a ver la realidad en blanco y negro, correcta o incorrecta, buena o mala, positiva o negativa. No admiten matices intermedios. Supone rigidez mental. La persona que utiliza con frecuencia este tipo de pensamiento tiende a pasar de la euforia al desanimo con mucha facilidad.
- Sobregeneralización: Cuando a partir de una situación puntual negativa se generaliza excesivamente sacando conclusiones más allá de lo razonable. Es frecuente en este caso el uso de expresiones tales como todo, nunca, siempre...- Filtro mental: Cuando escogemos un único detalle negativo de una situación determinada y centramos ahí toda nuestra atención, de manera que desaparece la visión global.
- Descartar lo positivo: Cuando rechazamos las experiencias positivas de alguna cosa insistiendo en que no cuentan.
- Prejuicios y conclusiones preconcebidas: Cuando interpretamos las cosas de una forma sin que haya suficientes hechos que demuestren nuestra conclusión. O anticipamos acontecimientos que tal vez no pasarán.
- Lectura de pensamiento: Cuando crees saber lo que determinadas personas están pensando o sintiendo, con poca o ninguna certeza.
- Magnificación y Minimización: Cuando exageramos la importancia de defectos o puntos débiles, o reducimos la importancia a nuestras capacidades y logros conseguidos.
- Razonamiento emocional: Esta distorsión hace que interpretemos la realidad según la sentimos, no recurrimos a la razón para interpretar la realidad, simplemente, la sentimos.
- Pensamientos de presión propia: Cuando nos decimos a nosotros mismos que cosas deberían o deben ser como nosotros queremos o esperamos que sean. Eso nos lleva fácilmente a sentirnos culpables y frustrados.
- Etiquetaje: Cuando hacemos alguna cosa de la que no nos sentimos orgullosos o cometemos alguna equivocación y en lugar de centrarnos en lo que objetivamente hemos hecho, nos cuestionamos toda nuestra persona.
- Personalización o alusión: Asumimos la culpa de todo, incluso sin tener la culpa.
- Indefención o victimismo: Nos sentimos victimas indefensas en lugar de aceptar nuestra parte de responsabilidad en los hechos, o de hacer alguna cosa para mejorar la situación. Es el caso opuesto a la personalización o alusión.
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