martes, 6 de septiembre de 2011

¿Y si fuéramos ciegos?

Muchas veces me he preguntado sobre si nos gustarían las mismas personas que nos gustan si fuesemos ciegos y es que el físico cobra un papel fundamental para el hecho de que nos gusten o no nos gusten las personas.
Mi pregunta surge por ese gran enfrentamiento que siento cada vez que pienso en Xem porque.. de corazón la siento tan cerca de mí, de corazón es tan especial, tan perfecta que compartiría el resto de mi vida con ella sin ningún problema. Sin embargo.. me resulta un impedimento increíble saber que una cosa es el interior, que es perfecto, y otra cosa el exterior, que no compagina con mis gustos personales. Y es un conflicto bastante grande porque a parte nuestra vida es completamente interior. Nunca nos vemos cara a cara, y siempre es todo de corazón, pero no sabemos si eso será así siempre. No sabemos si un día acabaremos viéndonos las caras y aun así.. somos personas, y no deberíamos jugar la una con la otra. Lo que quiero decir con esto es que.. mi relación con ella es totalmente cercana, nos tratamos casi como si fuesemos novias y lo cierto es que, me sale así. Me sale ser cariñosa con ella y quererla, porque no pienso en su físico cuando hablamos, porque cuando estamos juntas no hay nada más importante y único que el interior.
Por eso andaba hoy pensando lo genial que seria que en este caso pudiese llevar una venda en los ojos, para poder cubrir esa superficialidad que me caracteriza. Para ese futuro en el que nos encontremos. Porque.. yo sé que si esa venda no existe, la relación se enfriara muchísimo. Tanto que de lo que hay ahora a lo que habrá será como un mundo. Y me da pena por ella porque.. notara que algo va mal y.. con qué cara se lo explico. Con qué cara tomo distancias sin haberlas tomado ahora.
Si nuestra relación solo fuese cibernética.. me haría su novia incluso. Porque aunque parezca mentira, el ordenador te ayuda a tener puesta esa venda. Sin embargo, del futuro no sabemos y.. es mejor destapar estas vendas de sueños y no dañar a los demás, ni a uno mismo.